viernes, 24 de abril de 2009

Mudanza.......(y gracias a todos)


Ha sido sencillo el traslado. No he necesitado ayuda ni tampoco me ha dado quebraderos incómodos. Concordaron, acaso por primera vez, la lujuria y la pereza. La primera hizo que me moviera con rapidez, casi con ansiedad; la segunda se ocupó de que nada me importara.

¿Y los libros?: los he dejado atrás, sorprendidos por esta separación tranquila, sin que mediara discusión. Sólo me despedí de algunos clásicos que me enseñaron a respirar.
¿Y la cacharrería de la cocina?: aquí debo confesar que las cacerolas, y todo el árbol genealógico que conforma su familia, se han sentido aliviadas, en espera de una mayor suerte y un mejor uso por quien le toque sobre ellas con el mandil.
¿Y el sofá? ¿y la cama? ¿y la mesa?: consideré que habían cumplido con suficiencia su misión.
¿Y los cuadros?: bah, nunca me gustaron.
¿Y el ordenador para escribir eso que llamo novela?: bueno, quizá lo eche de menos. Pero siempre me quedará aprender el oficio de juglar.
¿Y la ropa?: nada como ir desnudo. Lo recomiendo.
¿Y el móvil?: por ahí andará, esperando que alguien lo mueva. Al fin y al cabo, siempre se sorprende cuando recibe una llamada. Lo dejaré disfrutar.
¿Y la música?: la llevo en mi memoria.
¿Y los juegos?: prescindibles. Además, nunca se olvidó de mí el azar.
¿Y el coche?: para nada me sirve ya. Mi nueva casa queda según se sale del mundo, donde no llega la carretera.
¿Y la radio?: ay, tendré que acostumbrarme.
¿Y los sueños?: conmigo se han venido. Tomaron el color de mi piel para que nadie los notara.

Y nada más me hace falta para el traslado. Me he mudado. Ahora vivo en la sonrisa de mi hija.

domingo, 12 de abril de 2009

Puntos...




Al igual que el Gobierno de España, tampoco he tenido vacaciones en Semana Santa. Así que no ha sido ese el motivo de no haber visitado ningún blog durante estos días. La causa ha sido que necesitaba tomar una decisión referente a mi blog y, para ello, consideré necesario aparcarlo durante un tiempo.
Os cuento. Tengo la inmensa fortuna (me mentiría si no lo reconociera y, por inercia, os mentiría a todos) de llevar un par de años cumpliendo sueños. Se me hacen realidad, así, sin más. Todo eso hace que lleve un tiempo siendo feliz y que necesite aprovechar la racha.
Tengo ahora entre mis manos otro sueño más. Es complicado, es difícil y, seguramente, también inútil. Pero esto último es lo de menos: no mido los sueños por su utilidad, sino por el alimento diario que me dan. No tengo reparos en contarlo: hace tiempo que estoy escribiendo una novela, mi cuerpo y mi alma me han llamado al orden para decirme que necesitaban terminarla. Y el blog, queridos míos, queridas mías, me impide centrarme en ello.
Cada uno tiene un tiempo distinto, unas capacidades distintas, una vida que es como es y no de otro modo. Muchos de vosotros lleváis mil cosas para adelante, entre ellas vuestro blog. Y todas de un modo admirable, bien que me consta en algunos casos. Pero resulta que yo, al menos en este momento, no me siento capaz. La novela me pide exclusividad. Y se la voy a dar.
Había pensado dejar radicalmente, también temporalmente, mi blog. Pero me dolía esa decisión. Os tengo mucho cariño a todos. Es curiosa la relación de cariño que se da entre el blog propio y los blogs amigos. Es por eso que lo que haré será aparecer mucho menos de lo que suelo hacer y, desde luego, de lo que me gustaría. Y os lo cuento porque a los amigos se les cuentan estas cosas, sólo nos falta que fuera compartiendo una copa. Pero bueno, todo se andará…
Es probable, de eso aún no estoy seguro porque yo quería que mi blog fuera puramente literario, que mis entradas sean desde ahora mis intervenciones en radio (aclaro para quien no lo sepa, es uno de esos sueños que se cumplieron: cada miércoles, a las 13:05 –hora española-, participo en el programa “Protagonistas Sevilla”, en Punto Radio, dirigido por Cristóbal Cervantes; tengo aquí una columna de opinión titulada “Punto de Sutura”). Es probable que mis entradas vayan a ser esas, al fin y al cabo es otra forma de hacer literatura, tras que hayan sido emitidas en antena. Por otra parte, seguiré colaborando cada viernes en la misma emisora en el programa “La radio de los blogueros” (nueva aclaración: los viernes, de 19:05 a 20:00 –hora española- hay un programa de radio dedicado a nosotros, los habitantes de bloguilandia. Se puede escuchar, y comentar en directo, en el 93.0 F.M. o a través de Internet en este enlace
http://blogs.abcdesevilla.es/laradiodelosblogueros/).
Lo que sí tendré que sacrificar, no del todo, eso nunca, son las visitas diarias a vuestros blogs. No me lo toméis a mal, por favor. Además, yo me conozco y sé que, a pesar de toda esta retahíla que voy soltando, esas visitas serán más que las se puedan sospechar de mis palabras. Uno se impone a veces obligaciones. Una de las mías es ser sincero con las personas que quiero, que ahora sois todos vosotros.
Así que nada más. Esto no es una despedida. Realmente no sé lo que es. Sólo espero que llegue el día en el cual abráis mi blog para ver una entrada nueva. Y que esa entrada sea sobre la novela que están escribiendo mis manos.
Estas manos que os ofrezco en forma de palabras.

jueves, 2 de abril de 2009

Confidencias I (lo que no significa que haya II, III..., que no lo sé)

Desencantado de lo profundo, resido en mis ojos.
Francisco Umbral (¿o debería decir el insuperable Umbral?)

Somos lo que queda apresado, con desconsuelo o esperanza (que todo es literatura), en el final de nuestra mirada sobre el mundo. La mirada es una conclusión. El amor (querida y atlántica Susana) un reconocimiento. El destino, tan serio y riguroso, es una excusa. El azar, juguetón y endiablado, es un argumento. Vivir no es más que trastocar lo azaroso que nos ocurre para que parezca destinado. O predestinado. Tocar es una necesidad imperiosa, a veces luz sobre un cuerpo a veces apagado. No concibo que vaya pasando el día sin haber tomado una copa de vino. Hay tantas cosas que no concibo. Creo que he aprendido a volar. El paso del tiempo es un buen aliado. Amo la soledad como sólo se puede amar aquello que es imprescindible. Jamás negocio con la soledad o los besos. Estoy convencido de no haber olvidado nada y, sin embargo, hay momentos en los que no soy capaz de recordar. Son momentos gratos: rompo espejos que me devuelven una imagen que me gusta escribir. Siempre hay una voz que lee lo que escribo. Cuando noto una voz cercana, distingo mejor los colores. No me gusta hablar de la amistad, pocas cosas me gustan más que hablar con los amigos. Un amigo, en román cursi sea dicho, es un tesoro. Valoro la amistad por encima del amor. Si alguien me dice que “la libertad de uno concluye donde comienza la de otro” invento rápidamente una excusa, me da igual que quede convincente o no, y me marcho. Odio los lugares comunes, me dan picores, alergias, no sé, muta mi personalidad y me comporto de un modo raro. Si veis que no escribo, podéis llamar a casa para dar el pésame a mi familia. Hay una radio encendida a mi lado desde que tengo uso de razón. Voy teniendo una edad y he sido capaz de sortear, hasta la fecha, cualquier tentación de sentar la cabeza. Mi teléfono portátil es el menos móvil de los teléfonos: rara vez no se queda en casa. Soy un hipocondríaco cuya salud es de hierro. No me gusta la gente especial, prefiero elegir del mismo montón al que pertenezco. La gente se huele, el olor también es un reconocimiento. No me da miedo el miedo porque lo considero el principio. La Filosofía no surgió hasta que no fue vencido el miedo a la pregunta y su respuesta. El amor nace del miedo. Le tuve miedo al mar y hoy amo al mar. Le tuve miedo a escribir y…
Tras mucho buscar, he logrado encontrar un ático donde vivir, que puedo pagar sin mucho esfuerzo. O con un esfuerzo que me gusta llevar a cabo cada mañana, cuando despierto y descubro que, desencantado de lo profundo, resido en mis ojos.