Y llegaron tiempos de mesura y misericordia, de paseos tranquilos y comidas que consiguieron recuperar esos kilos, demasiados, que había perdido. Esa pérdida, por cierto, no era más que una anécdota. Bien sabes que estuve a medio paso de la mitad de un paso de pederlo todo. Quizá lo sepas mejor que yo, que todavía no soy capaz de verlo con claridad. No sé si el tiempo aún debe seguir concediéndome treguas, si acaso es el miedo el que me impide asomarme dentro de aquel espejo cuyo azogue se ha derramado.
¿Tengo conciencia clara y distinta de aquellos tiempos desalmados? Tiendo a pensar que no. El caso es que éste es el segundo día en el cual necesito escribir sobre todo aquello. Lo hago con prisas, aprovechando un rato de soledad que me deja esta Navidad que siempre nos descontrola. A lo mejor debería detenerme a pensar. A lo mejor luego escribir. Pero sobre todo pensar. Y no: escribo con las manos en un teclado que me quema y los ojos en un reloj (la ducha pendiente, la cama sin hacer, hay que ir a trabajar… lo de todos los días). Llegaron tiempos de mesura y misericordia, de verdades y confesiones. Ésa fue la mejor baza que jugamos: la verdad sobre la mesa, desnuda, hiriente, herida.
De un modo extraño, dejé de mentirte.
Yo creo que tuvo la culpa el poder definitivo de tu mirada egipcia: ¿iban mis mentiras a ser capaces de traspasar aquel muro brillante? Desde entonces, rompo la punta de un lápiz al afilarlo y no te lo puedo ocultar. Y luego, claro, las cartas boca arriba sobre la mesa: tu jugada fue imbatible, la mía era un farol apagado. “No sé si algún día estaré enamorado de ti”, fue mi apuesta. “La veo y la doblo”, fue la tuya.
¿Sabes? Me parece que algo se está rompiendo, que al fin voy a poder hablar. En fin: escribir es mi forma de hablar. Quizá se trate de un parto. Eso es siempre buena señal.
Voy a pensar en ello. Y prometo escribirlo con tranquilidad.
Noto que hay menos ruido en mi corazón.
Te quiero.
Mi memoria es lo suficientemente bondadosa como para permitir que, en su interior, cohabiten y coincidan, beban y duerman juntos, los olvidos imposibles y los recuerdos necesarios. O viceversa: los olvidos necesarios y los recuerdos imposibles. En cualquier caso, soy poco más que lo que nace de la conjunción de ambos.
domingo, 27 de diciembre de 2009
Extracto de biografía II (con las mismas prisas, qué le voy a hacer). Con menos dolor.
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23 comentarios:
No sé que decir...
Que te leo...
Misericordia...que hermosa palabra.
Muchos besos de domingo.
Que lindas apuestas por dios!
Cuando no se sabe si se tiene o no una idea clara de un hecho que no nos gusta recordar es porque la idea es tan nítida que nos cuesta creer que asi sea...
Nuevamente, para escribir con prisas eres un genio amigo!
De verdad, no es por repetirme, pero mencanta leerte!
Besos
Cita
pedazo de texto y pedazo de mujer que dobla la apuesta. Con arrestos, si señor. Ay, que me gusta esto, Juanma. Y el coraje, también.
Aurora
mangeles: sí es bonita esa palabra, sí, y suena bien...igual que tu comentario. Besos.
Cita: voy a darle vueltas a eso que me dices, van por ahí los tiros...Besos.
Máster: pedazo de mujer, sin duda. A veces, demasiado. (es bromita). Besos.
Bonito, muy bonito...No digo más
Un abrazo, querido amigo.
La veo y la doblo. Acojona ¿eh?
Fantásticas, valientes y descarnadas éstas dos últimas entradas. Probablemente yo no sería capaz. Rectifico. Yo no sería capaz. Por eso son admirables.
Un fuerte abrazo ( y un beso a tu Lola. Bueno, ya, y con tu permiso, nuestra Lola)
Es la primera vez que te leo, y ha sido todo un placer.
Creo que cuando vemos muy claro algo, y lo sentimos de esa forma, nos deslumbra, hasta no creerlo cierto.
Un beso.
Hojas: con eso, amigo, es más que suficiente. Un fuerte abrazo.
Er Tato: te echaba de menos, compadre. Estas dos entradas son como te gustan, ¿eh?: sin polvo ni paja. Tal cual, tal cual...Y acojona, amigo, acojona. Un fuerte abrazo.
Duna: muchísimas gracias por tu visita, siéntate donde quieras, donde más cómoda te encuentres. Pasaré a verte. Y vuelve, por favor. Besos.
La verdad, siempre la verdad...
Si al darle vueltas llegas a una conclusión clara avisame eh?
Reketemuaaak!
¿Me echabas de menos? Pues suelo andar por aquí, amigo. Entro de puntillas y me siento un rato, sin que se note mucho. A veces, sólo a veces, cuando el silencio es de mala educación, me quito la tiza de la oreja y el sombrero. Pero siempre ando por aquí.
Y sí, estas dos entradas están escritas como la ocasión merece. Cada dolor y cada historia requiere el rodeo justo.
Un fuerte abrazo, compadre.
Por lo que parece, perdiste la mano y ganaste la partida, y qué partida.
Un abrazo
Este tema es tan serio y tan hondo que por mucho tiempo que le dediques siempre te parecerá que lo tratas de puntillas.
Pero la magia de tus palabras nos permiten imaginar algo de lo que te pasó. Y eso es una experiencia fantástica, como leer a los grandes.
Besos y abrazos.
Leticia: siempre mejor, sin duda. Besos.
Cita: valeeeeee, ya te diré. Besos.
Tato: debí decir que te eché de menos en la biografía I. Pero, hijo mío, aquí lo has bordado. Un abrazo.
Capitán: así fue, perfecta tu lectura. Un fuerte abrazo.
Mi querida Adela: puede ser que así sea, sí...o es así o aún debe pasar más tiempo. Y mira que, a lo tonto a lo tonto, ha llovido ya. Besos.
Perdona Juanma, pero eres un *****, otra vez me has hecho asomar la lágrima. Excepcional el psico-retrato de ambos, intachable el texto y lo que más me ha llegado (por compartido) es: "escribo con las manos en un teclado que me quema". Joder, cuántas veces he sentido eso.
Un fuerte abrazo.
Joder, Juanma.
Estoy con Er Tato... la veo y la doblo... ahí, te lo dijo todo.
Un fuerte abrazo, y mi promesa de volver silenciosamente a ambas entradas de vez en cuando.
Sin hacer ruido, que hasta la música me pone los pelos de punta.
Y gracias.
Me tienes enganchada, no te digo más... No hagas la cama, duchate mañana y sigue contando.
Besos miles
Fernando: escribir así no sé si es recomendable, la verdad. Pero a veces es inevitable, ¿verdad?
Alejandro: ya sabes, te vas donde tengo las copas y te sirves lo que quieras. Un fuerte abrazo.
lolo: a tí, desde luego que a tí. Tengo la impresión de que no es la primera vez que pasas por mi casa, ¿es así? Muchas gracias y muchos besos.
Lola: creo que seguiré, hoy sin prisas. Y si Adela te cuenta, no te creas la mitad...que esa mujer me quiera más de la cuenta. Besos.
Juanma: Adela habla de ti con una pasión que es completamente intensa y absolutamente sincera. Te describió de forma tal que no podía hacer otra cosa... no podía, no, hacer otra cosa, que visitarte y leerte.
Y Adela, supe ya, no exagera.
Gracias por recibirme en este rinconcito y por devolverme la visita y no dejarme sola ahora que empiezo.
Besos miles
Se me perdió el comentario. Repito:
Entre el espejo cuyo azogue se ha derramado y el la veo y la doblo está todo el amor contenido. Son ustedes cuatro los mejores referentes que conozco delamor humano.
Besos a los cuatro.
Con menos dolor y menos prisa y de la mano de Sabina es un texto profundo,a pecho abierto lo cual despierta toda mi admiración.
Es la fuerza del amor.
Un abrazo.
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