Vengo de tu cuerpo, donde llegué tras discutir durante siglos con una brújula empecinada que siempre me señalaba otro lugar, como un amigo equivocado. Creo que me sentaré a descansar, a escribir que vengo de tu cuerpo…
Vengo de tu cuerpo, de estar donde estás, de nadar para sobrevivir, por aprender a contener la respiración entre brazada y brazada, entre los recuerdos como zalemas que se vinieron conmigo y los olvidos que, desmotivado o rendido, me ofrecerá el tiempo como un legado inevitable.
Vengo de tu cuerpo y recién descubro qué cosa es vivir, el significado de palabras que quizá habitaban en selvas remotas y vírgenes. Tu cuerpo es, ha sido, una selva. Y el mío sin el tuyo, mi cuerpo vencido por la lejanía y la soledad, padece la tristeza de los bosques, los nublados del día sobre la incertidumbre, una brisa huracanada sobre el alma que no sabe dónde anclar.
Vengo de tu cuerpo y siento algo parecido al miedo. Recién descubro qué cosa puede ser morir. Silvio Rodríguez me ofrece su mano y su guitarra…te amaré, te amaré, si estoy muerto, te amaré el día siguiente, además…Morir. Algún día habrá que hacerlo, supongo. Mientras tanto, no se me ocurre mejor opción que esperar ese momento viviendo. Venir de tu cuerpo, entregado, blanco y abierto, es vivir. Le pueden ir dando a la muerte, que venga cuando quiera…
Al igual que yo vengo de tu cuerpo, de tus manos como enredaderas y tus ojos calmados y felices, de tu espalda como un mar embravecido donde quise nadar para sobrevivir. Contengo la respiración. Vengo de tu cuerpo y parezco un caminante experimentado, un peregrino impulsado por la devoción. No sé cuánta distancia hay entre lo parezco y lo que soy, entre tu cuerpo y el mío. Hay respuestas que no tengo. Ni me importa no tener. La medida del espacio siempre me pareció un consenso injusto.
Al llegar a tu cuerpo, de donde vengo, me encontré con el mío. Sorpresa agradable. Hacía tanto que no lo veía. Y el caso es que no lo he visto mal, se ve que lo cuidas. Al fin y al cabo no necesita mayores cuidados que un par de besos cada ocho horas y una cucharada al día de alguna palabra amable. Me saludó mi cuerpo, nos abrazamos como viejos colegas. Y así, unidos mi cuerpo y yo, nos acercamos al tuyo. Es curioso, no hay mayor cercanía que la que emana de aquello que queda lejos.
Vengo de tu cuerpo. Descanso. Vivo. Escribo que vengo de tu cuerpo. Algún filósofo afirmó que no es suficiente la constatación empírica de tantos milenios para afirmar que, también mañana, saldrá el sol. Bueno, qué puñetero. Riamos la ocurrencia, a un tiempo tan inocente como dramática. Mi certeza es otra bien distinta: vengo de tu cuerpo y hacia él marcharé en cuanto ponga, aquí y ahora, un humilde punto y final.
15 comentarios:
Con esos condimentos que te da su cuerpo en normal que el tuyo resplandezca.
Un beso a tu cuerpo y al suyo.
genial como siempre
¿Vienes de su cuerpo y vas a su alma?
Bello, Juanma, bello.
Luz de Gas: gracias, mi querido Juan, besos, siempre besos.
Canónigo: qué alegría me da verte, Canónigo de mi arma. Un fuerte abrazo.
Julio: no es, para nada, mala opción. Muchas gracias, Julio. Un abrazo.
Muy bonito Juanma, es poesía.
Un abrazo.
Querido Juanma, el título de la entrada me ripió un poco por aquel monseñor, pero al leerlo he descubierto un delicioso camino.
Beso
vengo de su cuerpo,
y vuelvo al sol,
porque calienta mi corazon
y me enseña a amar las ausencias
volveré
Que precioso camino, que preciosa forma de relatarlo ^^
¡Qué hermoso es venir de un cuerpo que nos ama y amamos, venir de la entrega y el recibimiento, del amor sin reservas.Un beso, caminante.
Javier: muchas gracias, como siempre. Un abrazo.
siempreconhistorias: ¿sabes que lo pensé antes de titular? No es adecuado el título (no por aquel monseñor, que a mí eso me da igual), yo sé que no es el título correcto. Un beso.
sky-walkyria: "amar las ausencias", genial. Bienvenida y, por favor, vuelve cuando quieras.
Aïcha: muchísimas gracias, me alegro de que te haya gustado. Abrazos.
marisa: otro beso para tí, camino. Muchas gracias.
'No hay mayor cercanía que la que emana de aquello que queda lejos'. Qué cierto es eso. Y qué relato, querido. Impecable.
Querido amigo español, confieso que durante un tiempo estuve confundido, si te ibas o te quedabas. Por allí entré una vez a tu casa y dejé dicho que volvería. Anduve ausente, pero volví nuevamente de mi propia ausencia. Dos ausencias y esta visita. Algo es algo.
¿Tu escrito? De envidiables claridad y sensibilidad.
Más que grata tu virtual amistad.
Saludos y abrazos.
Letras sensualísimas, bordeando confines, agasajando sentidos…
¿Sabés que me atacó recitarlas? Es más, te leí en voz alta porque me han parecido maravillosas, mágicas y a todo ese caudal de imágenes, hay que agregarle otro valor agregado: el ritmo sostenido, musical...
No te sorprendo si te digo que las disfruté enormemente ¿Verdad? Ahhhh Juanma, qué talentoso sos!
Gracias, Muchas-Muchas, por este momentazo entre tus letras!
Te beso, te beso y te vuelvo a besar Amigo!!!
Té: muchas gracias. Me sinceraré: no me convence del todo este relato. Las ganas de publicar una entrada nueva creo que me perjudicaron. Así lo veo. Un beso para mi chica favorita.
Navegante: ni yo mismo lo tengo claro, ni estoy del todo ni por supuesto me he ido. En fin, líos y cosas...Abrazos.
Susana: un texto mío leído por tí sería un sueño difícil de superar. En fin, no sé, si te animas...je, je, je. Besos, besos, besos, besos.
Se pueden hacer declaraciones de amor de mil maneras distintas, pero esta tuya, trasciende más allá de tu cuerpo y el suyo.
¡Que bonito es el amor cuando tan sólo se ama!
No sabes cuánto me alegra que puedas sentir así.
Besos.
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