A la entrada número doscientos llega hoy mi blog. Ya pueden comprobar que, para ello, ha cogido un atajo. Nada nuevo, nada que no haya hecho desde el primer día: coger atajos.
Este blog es esencialmente eso: un atajo que toma su dueño para llegar donde no sabe si recuerda u olvida, donde los sueños devienen masticables y las palabras amueblan el salón. Me siento cómodamente sobre un sustantivo, pongo mis piernas encima de un adjetivo, me sirvo una copa de verbos sin hielo, abro la ventana para que se me aireen los complementos circunstanciales y comienzo a tertuliar con los pronombres, esos fantasmas.
Y busco atajos que a veces parecen rodeos. Pero no lo son. Hay frases que parecen meandros. Pero no lo son. Varias entradas tienen forma de laberinto. Pero no son tal. ¿Que me ando por las ramas? Que no, de verdad que no, que puede parecer así, pero que no. Lo abro cada mañana y me devuelve una imagen más precisa que aquella en la que se empeña el espejo del cuarto de baño, donde siempre me asomo despeinado o triste. Cuando llego aquí, cuando estoy frente a la pantalla donde habita el olvido, donde los recuerdos tienen vaivén de mecedora, ya vengo de allí, del cuarto de baño donde me adecento, donde despierto de algún sueño, donde cada mañana comienza la vida a la que me acerco mediante atajo al uso: este blog.
Este blog tiene mucho de mí. O yo mucho de lo que hay en él. No lo sé muy bien. Como tantas otras cosas que no sé muy bien. En él soy sincero. Hablo con frecuencia de lo mucho que quiero a mi Lola, aparecen mis niños, lo que escribo naciente de la…de la nada iba a decir, pero de la nada, nada sale, que decían los viejos griegos. En fin, lo que escribo naciente del todo, de lo que tengo y no tengo pero invento, de lo que soy y no soy pero quiero ser, de lo que sueño y no sueño pero queda pendiente de soñar, de lo que siento y no siento pero a veces me parece que lo sentí, de lo que pienso y no pienso ni me atrevo a pensar pero me agarro a la esperanza de llegar a pensarlo, de romper miedos, eslabones, nudos, no lo sé muy bien. Como tantas otras cosas que no sé muy bien.
Y siempre vosotros. Cada uno de los que vienen aquí, a su casa. Yo no sé cómo mirar estadísticas de visita y todo eso. Pero me consta, porque me lo dicen, porque me encuentro con gente que lo conoce, que leen este blog personas que no comentan nunca en él. Lectores anónimos, cabría decir. A todos ellos mi agradecimiento también naciente del todo que soy.
Y siempre vosotros. Quienes llegan, me leen y escriben comentarios a los que une un nexo común: el cariño que recibo. Gracias. ¿Alguien da más? Como tantas otras cosas que no sé muy bien, muy bien no lo sé. Ignoro si alguien da más, mas no quiero recibir más. Sin cariño, para qué mentir, el todo que soy es algo menos. Les pongo un ejemplo de mi Domingo, a quien tanto me parezco: cada mañana le gusta llegar el primero al colegio para ser el primero en la fila que forman antes de entrar en clase, ¿por qué?: porque así lo abraza y le da un beso su profesora (cuando el primero no es él, siempre lo es su compañera Carmen. A ella le pide Domingo, por favor, que le ceda su lugar. Y Carmen siempre accede. Adoro a esa niña). Pues más o menos eso es lo que vengo contando con respecto al cariño que necesito para ir tirando. Supongo que también necesito otras cosas, pero no lo sé muy bien. Sí: como todo aquello que no sé muy bien.
¿Qué no sé muy bien, por cierto? Cuando las preguntas tienen respuestas obvias, hay que desconfiar de ellas. De las preguntas, que son las que me interesan. La obviedad en la respuesta, aquí, viene servida: no sé muy bien lo que no sé muy bien. Fui un tanto socrático en otra juventud que tuve y me empeñé en afirmar el reconocido sólo sé que no sé nada. Pero me parece que hay algo de prepotencia en esa afirmación tan rotunda del Sócrates platónico y ya no estoy por la labor. También di de lado, ya que estamos, a los amores platónicos. Digamos que me acostumbré a tocar.
Y nada más, que se me alarga la entrada número doscientos. Hay atajos, eso sí lo sé, cuyo tránsito no nos conduce a lugar alguno.
Besos para todos.
Mi memoria es lo suficientemente bondadosa como para permitir que, en su interior, cohabiten y coincidan, beban y duerman juntos, los olvidos imposibles y los recuerdos necesarios. O viceversa: los olvidos necesarios y los recuerdos imposibles. En cualquier caso, soy poco más que lo que nace de la conjunción de ambos.
jueves, 3 de febrero de 2011
Donde habita el olvido...y el recuerdo
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31 comentarios:
Bueno, pues doscientas felicidades, Juanma. Yo suelo leer sin comentar y siempre me queda la misma sensación. Hay una cierta bondad sencilla en casi todo lo que escribes. Es curioso porque esa actitud, cuando no me la creo, me llega a enfermar, pero me sienta bien leerte, así que, lo dicho, a por doscientas(mil)más.
Precioso texto, querdio J., en tu estilo más puro. Esa familiaridad con verbos, adjetivos y sustantivos me ha encantado. Un abrazo para toda la familia.
Hombre, Juanma, por lo menos ponle título a los atajos. Como si fuera un hiperbreve de esos en los que el título dice más de lo que el texto pretende disimular.
Por cierto, no pienso felicitarte por las doscientas entradas, so tramposo, pero sí por tu entrada doscientos. ;-)
Un fuerte abrazo
P.S.: Por cierto, cuando he visto de pronto en el Reader cinco entradas de Olvidos y Recuerdos sin leer he pensado, ¡mi Juanma ha terminado ya su novela y le sobra tiempo libre...!
Y buen atajo has cogido eh? jejeje por qué es especial la entrada número 200 y no la número 197?
Cuando el que está detrás (o en tu caso delante) de la pantalla del ordenador es un escritor ejemplar, qué mas da?
Felicidades por tu entrada atajada y muchos besos.
Cita
Coneces el camino del anillo mejor que yo. Tú te dejas llevar y llegas, siempre, con las palabras.
(Doscientas entradas es mucha tela cortada, querido Juanma). Enhorabuena!!!!
Anda, querido Juanma, yo hablando también hoy de mi blog pero mira que tú lo haces dulce y bonito, amigo. Haces lo que quieres con las palabras, las usas para desarmar a cualquiera. Ya te lo he dicho alguna vez, supongo, no lo sé, no lo recuerdo, quizás se lo llevó uno de esos olvidos necesarios tuyos, pero eres grande. Estoy deseando leer tu novela y poder disfrutar a mano y pierna suelta de estos entuertos que deshaces con esa dulzura que sólo tú, sabes ponerle a tus textos. Besos y por supuesto, al resto de esa familia maravillosa que tienes y que ya conocemos, aún sin conocerles. Besos.
Pues yo que tampoco sé muy bien casi nada, sé que vengo a tu casa y que me vas a emocionar. Porque tus atajos van directos al centro de la diana. Gracias, Juanma querido, espero leer muchas, muchas más.
Besos, ¿qué tal doscientos? ;-P
Doscientas GRACIAS, por las Doscientas distintas emociones y reflexiones que han partido entre olvidos y recuerdos.
Y Doscientos BESOS multiplicados mi Querido Juan Manuel, se te quiere guapo!
Me gusta eso que hace Domingo, es entrañable, y su amiga también. Si no fuera por los hijos, como nos cambiaría la vida, este blog tambien es como tu hijo y yo quiero ser su padrino. un abrazo
Pues doscientos gustazos (bueno, alguno menos con los atajos) los que nos has dado a tus amigos, tus lectores. Así que no vayas a parar. Una de las cosas buenas de bloguilandia es conocer gente como tú. Un abrazo, Juanma.
Pues aquí me tienes, Juanma, abusando de nuevo de la confianza que me das... sentado en uno de tus sustantivos de escay, con los pies encima de tu adjetivo de centro y disfrutando de una buena copa de verbos, con hielo en mi caso.
Enhorabuena por las doscientas... y friega tú los vasos si me quedo dormido.
Olga: gracias por estas palabras y por tu confianza en las mías. Besos.
R.: abrazos repartidos. Gracias.
Tato: ah, sí, sí, el Reader...buena gente el Reader. Gracias compadre. Abrazos.
Cita: se te quiere mucho por aquí, que lo sepas. Besos.
Blimunda: créeme. El anillo te sienta mejor a tí. Besos.
Lisset: lei ayer tu fantástica entrada, sí. Muchas gracias y muchos besos para ti y los tuyos.
Paloma: pues yo en tu casa no me emociono.....nooooooooooo ni ná (que se dice en mi tierra). Besos.
Susana: querida mía, eres un ser maravilloso. Besos.
Menalcas: pues padrino seas, no se hable más. Deliciosos Domingo y Carmen, sí. Abrazos.
Juan Antonio: qué bonito suena lo de lectores, ¿verdad? Muchas gracias. Un abrazo.
Alejandro: sustantivos de escay...fantástico. Ya friego yo, ya me levanto, ya voy....Gracias. Un abrazo.
Enhorabuena.
200 salu2.
Es obvio pero con los atajos se llega antes. Hay quienes dan muchas vueltas para llegar al mismo sitio . En tu caso, la sinceridad y la autenticidad bien valen otras doscientas entradas más (al trimestre se enteiende).
POr cierto, ¿te has peleado con las interjecciones?
Felicidades
Llevo tanto tiempo leyendo tus entradas que me parece mentira que ya lleves doscientas...Pues leeremos, y comentaremos, doscientas más, o las que nos echen.
Y aseguir compartiendo, que es de lo que se trata.
besazos mi juanma.
con atajos tramposillos, enhorabuena por tu blog, sin duda uno de mis favoritísimos, me encanta tu escritura. Muchos besos para tí y los tuyos.
Ay, Juanma, una maravillosa persona me llevó-me trajo hasta ti. Debo decirte que se lo agradezco todos los días y que casi te tengo por alguien mío. Felices 200 entradas, Juanma. Cariño recibes, tanto como el que das. Me encantas y me embelesas y me llenas los sentidos de cosas, todas buenas, unas tristes otras menos. Tus palabras, tus sueños, tus historias, tu arte...
Felicidades y gracias por dar tanto y tan bonito. Besos miles
hai :$ me re gusto la entrada _$:♥
mui no se que :$ jaja
te espero por el mio
Digamos que me acostumbré a quererte.
Fantástico!
Ya se que te dije que no volveria a comentar por la peloteria pero no puedo evitarlo, porque me leo y releo tus entradas simplemente para desconectar 2 minutos de mi vida y envolverme en la tuya, en tu historia, en tus cuentos... y sentirme parte de ellos... a veces un espectador disfrutando de la escena... a veces el protagonista sintiendo sus miedos.. sus recuerdos... Besos Juanmita
Tus textos siempre tienen profundidad, belleza, ingenio y poesía.
Por qué será que me gusta tanto paladearlos?...
Besos muchos y por cuatro. Soco
Felicidades amigo, por las doscientas y por ser buena gente y mejor escritor.
Un abrazo
Querido Juanma, felicidades y besos por las doscientas entradas y los atajos buenos. Gracias, muchísimas, por las doscientas entradas y sus contenidos que están llenos de cariño, también, para quienes te leemos. Me encantó el airear los complementos circunstanciales.
Muchos besitos a los cuatro.
Dyhego: gracias amigo, una alegría verte por aquí. Abrazos.
Miradme: ¿eh?...¡ah!....¡uy!...¡ay!...ojalá no me lo tomen en cuenta. Gracias. Abrazos.
Marisa: las que vengan, sí...que hay que seguir. Sin duda. Besos.
Nieves: y conste que no se me olvida una entrada pendiente, una canción. Besos.
Lola: querida mía, hay que quedar y, cuando veamos que estamos bien, tomar un par de copas. Besos.
Vale: gracias por venir. Besos.
Adela: un par de copas...u ocho, claro. Besos.
Cristina: ya sabemos que lo mejor de las tentaciones es caer en ellas, sin más. Besos.
Soco: será por lo mismo que me gusta pasar por tu blog y quedarme allí...quedito. Besos.
Rafael: eres un tío grande. Gracias y abrazos.
Siempre...: airear suele ser una buena opción, ¿verdad? Besos.
Bueno, mi querido español, me detuve aqui para ir poniendome al dia con las deudas, no solo por eso, bah, es que en realidad tus escritos son valiosos, jamas me alejare del todo.
Y dejo este primer comentario al retornar a tu sitio porque como ya sabes el olvido y el recuerdo son temas que me fascinan, supongo recordaras que una vez he dicho lo mio sobre esto.
De entrada nomás digo ¡que buenos juegos literarios te mandaste con lo de los verbos, pronombres, etc! Toda una cátedra, te lo envidio, jeje.
Este blog tuyo, al que le dedicas esta entrada, es fantástico, con la publicación 200, con la primera o con la mil. Leerte es toda una experiencia grata, mucho.
Jamás sentí que te fueras por las ramas, en los conceptos, claro, porque por las ramas te vas como pájaro cantando sus propias letras, algo de juglar veo en vos.
Saludos mi amigo, tu blog es un buen atajo hacia todos los rincones.
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